¿EL SEXO SOLUCIONA O EVADE LOS PROBLEMAS EN UNA RELACION?


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Es otro aspecto en los que se ven las diferencias entre hombres y mujeres. Mientras que para muchos de ellos es un recurso para amigarse, en el otro ring ellas pueden disfrutar con plenitud del acto sexual si está todo “aclarado”.

Muchas parejas, después de una fuerte discusión, suelen meterse en la cama y “solucionar” allí sus problemas, creyendo que esa es la mejor forma de reconciliarse. Pero lo único que logran así es evitar hablar de sus problemas, algo que la mayoría de los hombres (mucho más que las mujeres) detesta.


CÓMO SE “RECONCILIAN” LOS HOMBRES


En realidad, salvo raras excepciones, hombres y mujeres tienen una forma muy diferente de enfocar la reconciliación luego de una pelea. Es muy común que sean ellos los que intenten buscar un acercamiento a través del sexo. Y no es raro que después de una discusión, al llegar a la cama y sin mediar palabra intenten arreglar el asunto. Es como si pensaran que, si hacen el amor, todo volverá a su sitio.


CÓMO SE “RECONCILIAN” LAS MUJERES


En el bando de enfrente, las mujeres sólo encuentran el sexo satisfactorio si existe una buena relación de pareja previa. Ellas prefieren hablar del porqué del conflicto e intentar comprender al otro y ser comprendidas para llegar a un acuerdo a través del diálogo. Por eso cuando los hombres intentan reconciliarse a través del sexo, las mujeres suelen sentirse utilizadas. Piensan que a su pareja no le importa si hay problemas con tal de obtener placer sexual. Una vez que el conflicto esté resuelto, recién estarán listas para vivir con total plenitud el acto sexual.


Esto podría deberse a que algunos hombres tienen dificultad para expresar sus sentimientos, tienen un falso orgullo, una impronta cultural muy marcada que no les permite acercarse a través de los mimos, los besos y las caricias. En cambio las mujeres tienen más facilidad para expresar tanto gestual como verbalmente lo que sienten.


Pero muchas veces también, las personas recurren a este mecanismo, porque tienen una historia familiar muy particular. Desde chicos están acostumbrados a que después de una pelea inmediatamente vienen los besos, sin mediar palabra y ese mismo mecanismo lo repiten en su vida adulta y con su pareja, creyendo que así el asunto estará resuelto.


EL SEXO NO ARREGLA TODO


Cualquiera fuera el caso, hay que tener en cuenta que el sexo no es una pócima mágica capaz de borrar de golpe heridas, enojos y resentimiento. Solo puede bajar el nivel de ansiedad, algo así como parar la marcha de la pelea y poner paños fríos, pero por supuesto que esto no es una solución definitiva. En toda pareja existen problemas y diferencias, pero la manera más saludable de resolverlo no es, de ninguna manera, atribuir al sexo poderes que no tiene.


BUENAS ACTITUDES LUEGO DE UNA DISCUSIÓN


Dejar de lado el orgullo es una buena forma de dar el primer paso. No habrá pelea si uno de los dos no quiere, y aceptar eso es asumir parte de la responsabilidad.

Pedir perdón y saber perdonar es otra manera de propiciar un acercamiento. El temor a iniciar de nuevo la discusión o al rechazo no debe impedir el intento. Es mejor saber que se ha hecho todo lo posible para solucionarlo.


Dialogar es una verdadera muestra de afecto y de consideración, una llave al éxito para cualquier pareja. Igualdad, sinceridad y respeto son los elementos que hay que trabajar en conjunto para darle solución a los problemas.

Aprender a escuchar, respetar el turno para hablar lleva a una discusión ordenada y a comprender que es realmente lo que quiere el otro.

Reconocer sus méritos, no sólo hay que hablar de sus aspectos negativos, seguro que el otro tiene muchas cosas buenas (por algo elegimos esta pareja). Por eso tratar de recordarle alguno de sus aspectos positivos puede suavizar el nivel de discusión.

Practicar la reciprocidad para aceptar errores, prestar atención a las críticas de la pareja, y si están bien fundamentadas, no temer a aceptarlas es un paso seguro a la reconciliación. Debemos exigirle a nuestra pareja que tome la misma actitud.