A
nadie escapa en estos días que tener encuentros sexuales sin compromiso alguno
es más fácil que en la era previa a Internet.
Las comunicaciones rápidas, el no hacer ciertas sugerencias cara a cara y el estar hiper conectados ha contribuido a las relaciones casuales. Así y todo, el tener o no tener sexo con una persona que conoces esa misma noche es una pregunta que todavía se hacen muchas. Las que se lanzan por Internet también se ven presas de cierta cuestión cultural que las lleva a reprimir el hacerlo en la primera cita o con algún desconocido.
Otras, las que se preguntan menos y actúan más,
no suelen contarlo a sus amigas. Y esto ¿por qué? ¿Es el prejuicio al qué dirán
lo que frena el entusiasmo de confesar que anoche en el bar te fuiste con el
tipo al que todas admiraron durante horas?
Las mujeres llevamos en nuestras espaldas, o mejor dicho en nuestros genitales el mandato del “deber ser” y “parecer” una mujer ideal para casarse, y dentro de este mandato si tenemos sexo casual con alguien somos consideradas como mujeres libertinas y poco confiables. Al menos, es lo que podemos leer entre líneas -en algunos casos- o escucharlo directamente en otros.
A diario, desde muchos lugares,
pero sobre todo desde la publicidad tradicional la mujer sigue siendo un ama de
casa feliz de limpiar los pisos y bailar con los pajaritos mientras refriega
las cacerolas negras y percudidas por el paso del tiempo. Es por todo esto que
mientras las mujeres pensamos en los prejuicios y en el “qué dirán” los hombres
viven sin culpa tal situación. Ellos no lavan ropa, ni refriegan ollas frente a
una audiencia que sigue siendo machista, ellos se perfuman en cámara y se
preparan para tener sexo con cuántas mujeres quieran.
¿En qué lugar nos situamos? El sexo casual se puede dar o no, pero somos nosotras las que debemos entender si queremos subirnos a esta aventura -siempre sin ponernos en peligro- evaluando las ganas que tengamos y dejando de lado la represión.
Apostemos a nuestra intuición, esa que todas tenemos y nos salva de meter
la pata en muchos casos porque una mujer libre toma las riendas de su vida en
todos los aspectos. Y después de todo, pasar un buen momento es una condición
humana que disfrutan tanto hombres y mujeres.
1. Elegir un hotel en lugar de la casa de uno.
2. Avisarles a tus amigas con quien te fuiste.
3. No
ocultarlo, el día después, si son tus verdaderas amigas no tienen por qué
juzgarte.
4. Cuidarse
siempre, el tema del preservativo fundamental.
5. No
tomar decisiones cuando estás bajo los efectos del alcohol.
6. No
aceptar presiones, pero escuchar y decir lo que te gusta y no.
7. No
pensar que te volverá a llamar.
8. No
enamorarte, aunque parezca una locura hay muchas que se enamoran de esa persona
con la que han tenido lujuria de una noche.
9. Si
te da su número puede volver a repetirse si ambos quieren, tómalo con calma.
10. Por
último recuerda que el sexo casual no es intimidad es sólo sexo exprés no da
para quedarte abrazado como lo harías con una pareja. En su vida, porque el
buen sexo requiere de ciertos condimentos como la confianza, la conexión e
intimidad con el otro que son imposibles de lograr en una noche, la experiencia
puede valer la pena. El sexo casual tiene en su composición una adrenalina
propia que pone en primer lugar solamente el placer. ¡Cada una decide!.