“¡Hoy
no tengo ganas! Me cuesta trabajo tomar la iniciativa con mi pareja.
Simplemente no me siento en el modo de tener relaciones sexuales. Me doy cuenta
de que mi deseo sexual ha disminuido notablemente después de varios años con
él. Me siento culpable ya que no lo quiero hacer sentir mal. Sin embargo, es
inevitable recurrir a los famosos pretextos: estoy cansada, tuve mucho trabajo
o me duele la cabeza”.
Por lo
general, se relaciona el bajo deseo sexual de una mujer adulta con la
menopausia. Sin embargo, cada vez mujeres más jóvenes presentan estos síntomas.
El
estilo de vida acelerado, el estrés, las tensiones, el tipo de alimentación,
largas jornadas de trabajo, poco sueño, medicamentos y falta de comunicación
con la pareja pueden a ser algunos factores que afecten el desempeño sexual de
la mujer de hoy.
Los
síntomas de la falta de deseo sexual incluyen: disminución en la
sensación erótica, no sentirse excitada, falta de lubricación vaginal,
incapacidad de llegar al orgasmo, falta de deseo por mantener una relación
sexual, repulsión hacia el contacto físico.
La
disfunción sexual hipoactiva refleja frecuentemente problemas en la relación de
pareja: tensión física y emocional, distanciamiento, aislamiento, discusiones,
malos entendidos y pretextos.
Recientes
estudios estiman que 43% de las mujeres entre 28 y 50 años sufren de pérdida de
libido o deseo sexual. Esta situación es mucho más común en el sexo femenino
que en el masculino.
Descarta
un problema físico
¿Sabías
que el cuerpo establece prioridades? El instinto de supervivencia es el más
importante. Una vez satisfecho este instinto, surge el deseo sexual o instinto
de reproducción. Si nuestra salud tiene un problema, es probable que se vea
afectado el deseo, excitación y acto sexual. Así que pon atención a las señales
del cuerpo.
Ansiedad
Antes
de un encuentro sexual ¿Te invade temor, duda, y preocupaciones? ¿No tienes
control sobre tus pensamientos? Comúnmente te sientes agobiada a quedar
embarazada, te sientes inexperta y con pocas habilidades sexuales, preocupación
por un posible fracaso sexual, angustia de no llegar al orgasmo, sentimientos
de culpabilidad, miedo a contraer una enfermedad de transmisión sexual. Esto te
provoca un sinfín de tensiones que indudablemente afectan tu excitación y lubricación
vaginal.
Depresión
¿Te
invaden pensamientos fatalistas? Generalmente te sientes triste y ante
cualquier estímulo lloras. No sientes ganas de hacer nada, tienes dificultad
para conciliar el sueño, cambios en tu apetito…es muy probable que estés deprimida.
No solamente tus emociones se ven afectadas sino la bioquímica de tu cerebro.
La serotonina es el “aceite” del cerebro, es un neurotransmisor que regula
funciones como el hambre, sed, sueño y sexo. ¡Ya sabes! Forzosamente debes
pedir ayuda de tipo psicológica y psiquiátrica para tratar la depresión y que
se regule tu desempeño sexual.
Medicamentos
¿Estás
tomando algún medicamento? Sabías que muchos de los efectos secundarios tanto
de fármacos como anticonceptivos produce sequedad vaginal. Esto se debe como
consecuencia de alteraciones en los niveles hormonales de la mujer.
Desbalance
hormonal
Estas
alteraciones suelen afectar directamente el deseo sexual de la mujer, aún antes
de la menopausia. Actualmente existen terapias hormonales basadas en
andrógenos para el tratamiento sexual inhibido.
Después
del parto
Es
importante que sepas y estés bien informada que generalmente las mujeres no
sientan deseos sexuales los primeros tiempos luego del parto. Existen razones
tanto químicas como psicológicas y físicas para esta situación. Por un lado, en
el parto, se pierde la superpoblación de hormonas que se produjeron a lo largo
del embarazo.
Periodo
de lactancia
En
este momento la mujer experimenta muchos cambios entre ellos: la prolactina,
como su nombre sugiere, es el estímulo endocrinológico de la producción de
leche materna. Pero también esta hormona tiene un efecto opuesto al de la
progesterona, la testosterona y el estrógeno: disminuye la libido.
Poco
juego sexual
Llega
el momento de tener relaciones y se convierte en algo automático y programado.
¿Se han olvidado de las caricias, besos, susurros? Es muy probable que si no
existe el suficiente ´´preámbulo sexual´´ no te sientas lubricada ni te den
ganas para continuar con una relación sexual. ¡Ponlo en práctica con tu pareja!
Falta
de atracción de tu pareja
¿No
sabes cómo decirle que cuide su aspecto físico? No encuentras las palabras
necesarias y tienes miedo a herirlo al decirle que cuide su higiene, su mal
aliento y que haga ejercicio. Con los años te has desmotivado pues recuerdas a
tu novio de cierta forma y a tu esposo de otra. ¡Lo necesario para sabotear tu
deseo sexual!
Muchos
cambios en tu vida
Últimamente
has vivido drásticos cambios en tu estilo de vida. ¡Cambio de casa, nuevo
trabajo, recién casada, hijos…! Puede que tu deseo sexual se vea afectado y a
medida que recuperes la estabilidad llegue de nuevo.
Conflictos
en la pareja
¿Cómo
sentir ganas de hacer el amor si siempre me estoy peleando? No tengo
comunicación con mi pareja. No sé cómo decirle y abrirme en mi sexualidad. Es
probable que las recurrentes discusiones, pleitos sean un desgaste físico,
emocional y sobre todo una brecha en la sexualidad.
Experiencias
sexuales traumáticas
Cada vez que tu pareja te incita a tener un encuentro sexual, automáticamente comienzan recuerdos dolorosos del pasado. Es común que sí visite un abuso sexual o alguna experiencia traumática pueda afectar tu deseo sexual con el sexo opuesto. ¡No estás sola! No tienes nada de qué avergonzarte y es muy importante que te des la oportunidad de recibir ayuda. Es importante que sanes esas heridas emocionales para que puedas volver a gozar de tu sexualidad.