El lugar queda un poco más arriba de todo lo demás del Punto G y la
pelvis, de la cintura y el coxis del cuello y la boca, pero es tan importante
como todo lo demás. En realidad, no es un lugar sino un sentido, el del oído.
Allí, algunos, empiezan a hacer el amor antes de empezarlo a hacer.
Nuevas investigaciones han determinado que la comodidad frente a la
comunicación sexual está directamente conectada con la satisfacción sexual. “La
gente que se siente más cómoda hablando de sexo también puede sentirse así
durante el encuentro sexual, según lo han demostrado los investigadores.
No todo el mundo lo hace, ni a todo el mundo le gusta, pero es evidente que
mucha gente disfruta al hablar durante el sexo, lo cual se conoce como
coitolalia. No se trata obviamente de que se pongan a hablar de qué buen día
hace o temas irrelevantes, sino de confesiones amorosas, palabras más bien
subidas tono, respiraciones agitadas, así como gemidos, gritos, susurros, etc.
Claro que, si hay que elegir entre el autismo y la histeria en materia de
lenguaje sexual, la biología optaría siempre por lo segundo. Un reciente
estudio de la University of Central Lancashire en Inglaterra, que se realizó
con 71 mujeres de 18 a 48 años, demostró que los sonidos que muchas de ellas
emitían durante el coito no procedían siempre de la excitación o el orgasmo.
Muchas de ellas fingían o exageraban en un primer momento para estimular a
sus parejas. Un comportamiento ancestral que verificaba otro estudio publicado
en LiveScience.com y que mostraba que el 86% de las mujeres gimen en el acto
sexual para excitar a sus compañeros.
Es más, según la misma investigación, muchos hombres no podrían llegar a la
eyaculación sin estos sonidos emitidos por sus parejas. En el hombre, además
del instinto, entran en juego otras muchas cosas –condicionamientos sociales,
educación, cultura…– y en el género masculino los estímulos visuales juegan un
importante papel en la excitación, mientras que a las mujeres les funciona muy
bien la estimulación a través del oído y el tacto. “ellos prefieren sexo,
caricias y hablar, mientras nosotras invertimos el orden: hablar, caricias, y
sexo”.
Verbalizar el placer que se siente es un poderoso potenciador de las
pasiones. Sin embargo, para muchos hablar en la cama resulta un desafío similar
al de hablar en público, por eso hay sex coach que pueden ayudar a los más
tímidos a expresar lo que quieren, además de manuales con consejos centrados
básicamente en lo que no hay que hacer, ya que los gustos y preferencias son
ilimitados. Lo ideal es hablar de lo que les gusta y dejar lo negativo de lado.