La atracción fatal
como su propio nombre indica remite a ese sentimiento que surge entre dos
personas y que más allá de su fuerza inicial, casi nunca deriva en una relación
a largo plazo. Más allá del dicho que afirma que los polos opuestos se atraen,
cabría añadir que dicha atracción es temporal.
Es verdad que generalmente,
admiramos las cualidades que nosotros no tenemos. Podemos quedar totalmente
cegados por la personalidad ajena que es muy diferente a la nuestra, sin
embargo, a largo plazo, las diferencias empiezan a pesar demasiado. Esas
cualidades que en un principio causaban sensación, con el paso del tiempo,
producen todo lo contrario. En ese instante es cuando se pone de
manifiesto, por encima de todo, la atracción fatal.
Sin embargo, existen personas que,
a lo largo de su vida, quedan enganchadas una y otra vez ante este
tipo de experiencia. El primer paso para poder buscar un amor ideal es pensar,
previamente, en cómo eres tú, cuál es tu personalidad, tus valores, qué cosas
te gusta hacer… Cuanto más te conozcas a ti, más opciones tienes de saber dónde
quieres llegar y con quién te gustaría poder compartir tu vida. Pero el mayor
inconveniente resulta de no pensar lo suficientemente en uno mismo.
La atracción fatal está
cargada de idealización y de intensidad. Pero a largo plazo, cuanto
más semejante a ti sea la persona que comparte su vida contigo mejor porque
serás mucho más feliz y estarás mejor.
La semejanza también atrae
mucho, por ejemplo, es muy gratificante poder compartir planes de ocio con la
pareja, hacer el mismo deporte o tener aficiones comunes. Por el contrario,
alguien muy diferente, se vuelve un extraño al que prácticamente, no
se conoce. La atracción fatal refleja un nivel de pasión elevada con fecha de
caducidad.