¿A LA HORA DE SEDUCIR QUIEN DEBE TOMAR LA INICIATIVA?

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Una de las creencias erróneas sobre sexo más desafortunadas sostiene que en el sexo el hombre es quien debe tomar la iniciativa, mientras que la mujer ocupa un lugar pasivo y de sometimiento al deseo masculino. No hace falta aclarar demasiado al respecto, ya que las sociedades en general han evolucionado en cuanto a sus comportamientos sexuales y la mayoría diríamos que este concepto es absolutamente equivocado. Sin embargo, tantos años de represión sobre el placer femenino siguen teniendo su impacto negativo.

Especialmente en las culturas más machistas, las mujeres no se sienten seguras de iniciar un encuentro sexual o de proponer determinadas fantasías por temor al ridículo, a que su pareja reaccione mal o debido a sentimientos de culpa o vergüenza.

Hagamos una aclaración importante: este mito sexual afecta a los dos géneros. A los hombres porque no dejan de sentir la pesada carga de ser quienes tienen la responsabilidad de la satisfacción sexual en la pareja. A las mujeres porque no se les permite expresar libremente sus deseos más íntimos.

 

Cuando las parejas logran escapar a estos errores conceptuales, construyen una relación erótica basada en la equidad lo cual es mucho más saludable. ¿Quién toma la iniciativa entonces? Simplemente quien lo desea, cuando se considera que es el momento adecuado, cuando queremos sorprender a nuestra pareja.

 

En las relaciones de pareja puede haber alguien que toma más la iniciativa, y no siempre es el hombre como se suele pensar.


También consideremos que las maneras de proponer un encuentro sexual pueden ser más claras o más implícitas. Un acercamiento con besos apasionados y caricias directas en determinadas zonas erógenas son una señal evidente de lo que se desea, mientras que aplicarse un perfume distinto cambiarse el peinado, o acostar a los hijos más temprano, son indicadores de querer compartir más íntimamente con la pareja.

 

En este caso quizás creemos que nuestra pareja nunca nos busca, pero en realidad lo que ocurre es que no estamos leyendo su lenguaje corporal.

 

La satisfacción sexual es mayor en la medida en que hay un equilibrio en esas iniciativas sexuales, o en todo caso un acuerdo de ambas partes si es que alguien suele ser más pro activo en ese aspecto.

 

Manifestar los deseos y fantasías sexuales traducidos en propuestas eróticas es importante por varios motivos: para sentir placer, incentivar y reavivar la pasión en la pareja y salirse de la monotonía principal arruinadora del placer sexual.