HISTORIA DE LA SEXUALIDAD

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Un breve recorrido por la historia

 

La sexualidad ha ido evolucionando junto con la mentalidad del ser humano. Hoy pese a la libertad sexual no es muy distinto, si hablan mucho de fútbol, se los llama fanáticos, si hablan mucho de medicina, se los llama fanáticos, si hablan mucho de música, se los llama fanáticos, pero si se habla mucho de sexo, se los llama peyorativamente sexópatas.

 

Esto nos revela la historia en cuanto a los orígenes de tal afirmación.

 

En esa época se cree que no había limitantes para el sexo ni reglas que regulasen la relación entre hombres y mujeres. A pesar de esto, la promiscuidad no era común. Existen objetos que nos dan señales de cómo era la vida sexual en la prehistoria, como lo son: •Pinturas rupestres de danzas fálicas •Vulvas y penes grabados en piedras •Arte erótico •Estatuas de genitales La sexualidad era vista más que todo como una forma de asegurar la especie por más años, no era más que una fuerza fecundadora antes de ser una vivencia placentera.

 

En el antiguo Egipto, la sexualidad era vista de manera igualitaria y permisiva. Gozaban de libertad sexual, se espera que la mujer fuese fiel y entregada a la casa y los hijos. La mujer tenía posición privilegiada, pero no en la familia, inclusive existían las prostitutas sagradas. Se permitía el incesto. La forma más común del incesto en esta sociedad era el matrimonio entre hermanos.

 

En la sociedad babilónica la monogamia era estricta. Aquí, la mujer no era más que un objeto de placer y un vientre más. Sin embargo, el hombre tenía libertad y legalidad de tener concubinas. Las conductas sexuales no permitidas, como el adulterio (en las mujeres) eran castigadas duramente.

Para ellos la sexualidad tenía mucha importancia. La educación sexual era abierta y exaltaban el erotismo. Aceptaban hechos sexuales como la infidelidad, las orgías o la homosexualidad.

Esto se nota claramente en las historias de la mitología griega. Hacían culto a la virginidad. La homosexualidad del hombre o de la mujer era aceptada y conocida, esto no afectaba la vida o el estatus social de la persona. La belleza era algo sublime y adorar la belleza masculina o femenina era un acto de adoración.

 

La sociedad romana, regida por unas normas de conducta y ética determinadas, era muy promiscua y liberal, donde las relaciones sexuales fuera de la pareja eran consideradas totalmente normales y donde, para los ciudadanos libres, existía una gran libertad sexual.

Podía tener mantener relaciones sexuales fácilmente con su esposa en casa, con un hombre en los baños, con una prostituta en un burdel, o con un esclavo, y sólo ser criticado si no era capaz de mantener cada cosa en su lugar. La moral de la sexualidad romana giraba alrededor de la idea del control.

Existía una gran promiscuidad fuera del matrimonio, las costumbres dictaban que el hombre casado podía mantener tantas relaciones sexuales como quisiera. Las prostitutas eran educadas para la conversación y el placer, eran inscritas en un registro. La religión judía fue de las primeras en reprimir la sexualidad, particularmente la de las mujeres que eran considerabas simples objetos sexuales.

 

En el Antiguo Testamento, se señalan las normas que regulaban la conducta sexual de la época. En el judaísmo, el matrimonio tenía como finalidad la descendencia y la esposa hebrea tenía el “privilegio” de compartir los favores del esposo con otras esposas secundarias, pero si ella era infiel era apedreada. Vieron en el sexo todo un sistema de prohibiciones, era en tanto animal y alejaba de Dios. El cristianismo cambió esta visión, pero al pasar a ser religión oficial del imperio romano se convirtió en una fuerza política y represiva. El cristianismo designó la sexualidad como algo impuro.

 

El islamismo reprimió ferozmente a las mujeres, y continúa esa injusta práctica hasta nuestros días. Lo prueban los velos y pesados rodajes que les obligan a llevar en los países donde es la religión oficial. La sociedad buscaba el conocimiento y el desarrollo de las funciones sexuales.

 

En la India son famosos los libros sagrados del erotismo hindú, como el Kama Sutra, que enseñan las maneras de convertir el goce de la sexualidad en una experiencia casi mística. Esto no quiere decir que en estas culturas el desarrollo de la sexualidad triunfara. Las conveniencias políticas y las concepciones machistas mantenían gran número de costumbres atroces y represivas contra las mujeres.

 

Para los japoneses, como para los griegos, el amor entre un hombre adulto y un joven imberbe era de lo mejor de la naturaleza humana, siendo a veces una senda para alcanzar esos ideales y otras, un fin en sí mismo.

 

Las geishas fueron bastante comunes, subsiste hasta hoy en día. Las geishas se originaron como profesionales del entretenimiento; originalmente la mayoría eran hombres. Mientras las cortesanas profesionales brindaban entretenimiento sexual, las geishas usaban sus habilidades en distintas artes japonesas. La única unión carnal permitida era la de un hombre y una mujer unidos en santo matrimonio y con fines procreativos.

Las restantes relaciones, como la barraganía, el comercio carnal, el adulterio, el amancebamiento de clérigos, el incesto, la homosexualidad o el bestialismo conducían a quienes las practicaban a los tribunales de Justicia.

 

La fornicación suponía el ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio, adulterio, si la mujer estaba casada; incesto, si existía grado de parentesco entre la mujer y el hombre; o estupro, si la mujer era virgen o doncella. Las vírgenes o doncellas eran mujeres castas, honestas, enteras y no corruptas.

 

Para la sociedad medieval, la castidad poseía un valor intrínseco y trascendente al proporcionar directamente la salvación de las almas. Cuando el hombre partía a la guerra o de viaje durante un largo periodo, ponía la mujer lo que conocemos como cinturón de castidad, así se aseguraba la fidelidad absoluta. Las mujeres eran vista como seres malignos incomprensibles para el hombre. La única mujer respetada y adorado era la Virgen, según ellos estaba dotada de las mejores virtudes.

 

En esta época se da una corriente de desarrollo intelectual y artístico que viene a cambiar el pensamiento humano. Hay un gran desarrollo en lo que respecta al desarrollo del hombre y de la sociedad. Se nota esto en las pinturas que muestran la anatomía sexual de hombres y mujeres, como es el caso de obras de Leonardo Da Vinci, otra muestra es la exaltación del cuerpo femenino por medio de la literatura y las artes.

 

Gracias al auge literario de esta época, se propago el desarrollo del conocimiento de la sexualidad a gran escala, dejando atrás algunas de las restricciones impuestas por la Iglesia. Surge la mujer como un icono sexual, pero continuaba teniendo mucho menos importancia que el hombre.

 

Los pueblos precolombinos aceptaban su sexualidad como un aspecto natural y esencial de su cultura. Inevitablemente ligado a la fertilidad y el Cosmos. No fue para ellos un asunto punible o vergonzante, muy al contrario, la consideraban una bendición y practicaban diferentes artes amatorios que sorprendieron a los españoles.

 

Salinar y Virú fue la más desarrollada en el norte del Perú entre los años 300 a.C. y 500 d.C. Fueron magníficos escultores, plasmando en cerámica escenas de su vida diaria, costumbres, enfermedades, religión, vida sexual, etc. constituyendo así una valiosa documentación del pasado prehispánico. En el norte del Perú hallamos el centro más importante de representaciones eróticas que existe en toda América. Los Mochica son quienes nos han dejado las piezas más numerosas.

 

Las deidades del amor para los aztecas eran Tonacatecutl y Tonacaciuatl. Practicaban la poligamia, especialmente en las clases sociales nobles, y las esposas secundarias y sus hijos nunca eran relegados o estigmatizados socialmente, formaban parte de la familia junto con el señor y su esposa principal. Existían dos formas permitidas de relación sexual, aquellas dentro de la familia y las existentes entre guerreros y sacerdotisas, que eran en realidad prostitutas rituales.

 

Ellas estaban protegidas por la diosa Xochiquétzal (diosa de la prostitución, del amor, la fertilidad y los embarazos). Su propósito era homenajear a los guerreros antes de que fueran a la batalla, les proporcionaban alucinógenos y afrodisíacos para hacer de la relación sexual una experiencia aún más estimulante y apasionada. Fuera de este tipo de prostitución aceptada, el adulterio era penado gravemente, excepto para los individuos situados en las escalas sociales más altas.

 

El matrimonio en esta cultura, más que un acto de amor, era una cuestión de practicidad. La pareja recién casada recibía por parte del estado una parcela para trabajar y desarrollar y con ello, tributar. Era importante la descendencia y el incremento de individuos para un imperio en crecimiento.

 

Por ello se necesitaba que la pareja se agradara y fuera compatible, se practicaba, por ende, la convivencia prematrimonial. Si se llevaban bien, formalizaban el matrimonio, si no, se separaban sin más ataduras. La virginidad, evidentemente, no figuraba entre los dones de las mujeres, muy al contrario, se consideraba que una mujer virgen no había encontrado a nadie que quisiera amarla.

 

Para los mayas la sexualidad estaba estrechamente ligada con todo lo referente a la naturaleza, el mundo y su funcionamiento. El deseo sexual formaba parte de los ritos de guerra y religión. La diosa de la Luna era la encarnación de la identidad maya, era un símbolo de generación, de maternidad, ella mantenía relaciones sexuales con otros dioses y de esa manera nacía el pueblo maya.

 

La concepción de la sexualidad en este pueblo no discrimina heterosexuales de homosexuales, la misma diosa Luna, siendo una fuente de creación, es bisexual, o, mejor dicho, puede ser ambos géneros (hermafrodita). Su identidad con el todo que los rodea impregna cada aspecto de su cultura y su sexualidad con esta adoración a la deidad, realizada por hombres y mujeres.

Durante esta época, conocida como victoriana, conductas sexuales como por ejemplo la masturbación, eran consideradas inapropiadas y se le culpaba de desórdenes como la epilepsia. El pensamiento religioso daba gran importancia a la familia, pero no permitían olvidar que el sexo era una desafortunada necesidad y no algo de lo que pudiera disfrutarse.

 

Para las mujeres el sexo era algo que debía soportarse, lo que llevó a la aparición de mitos que mezclaban la culpa y el miedo. Lo curioso de esto es que fueron los propios médicos los responsables de estos mitos. Se puede decir que fue esta época del puritanismo y la de mayor represión sexual.

El inicio del siglo XX fue también el principio del importante movimiento de liberación femenina, para situar a la mujer en un plano de igualdad con el hombre. Así empezaron a desecharse los tabúes sobre el cuerpo y su capacidad sexual. Por la misma época, el psicólogo Sigmund Freud dio a conocer sus revolucionarias teorías sobre la sexualidad humana, que condujeron a una verdadera revolución sexual.

 

Hombres y mujeres comenzaron a preocuparse por entender mejor el desarrollo de sus capacidades y habilidades sexuales. Las dos guerras mundiales aumentaron la permisividad sexual en la sociedad, que a corto plazo propiciaría la liberación conceptual sobre el sexo 

La sexualidad se consideró desde entonces como una cualidad única del ser humano; cambió así la actitud de las sociedades hacia el conocimiento de la sexualidad y sus manifestaciones. En nuestros días, la manifestación de la sexualidad ocupa un lugar importante dentro de la vida cotidiana.

 


 

fuente: slide share