Sólo
bastan tres segundos para que las pupilas procesen una imagen y le manden un
mensaje al cerebro. El tiempo suficiente para excitarse. En milésimas de
segundos puede producir una erección. Sí, es una consecuencia que afecta
físicamente a los hombres, pero no es una visión machista del sexo, simplemente
el género masculino es más susceptible de ser estimulado por las formas
físicas.
Tampoco
significa que las mujeres miren y no sientan algo, aunque muchas
investigaciones sobre el tema han concluido que para el sexo femenino los otros
sentidos son sus grandes aliados. Todo esto es cerebral, como es el buen coito,
una serie de reacciones químicas que trabajan a velocidades asombrosas para
provocar otras reacciones físicas que se hacen evidentes en cualquier momento
y, para incomodidad de muchos, en cualquier lugar.
Es
verdad, todo entra por los ojos. Después viene la imaginación y por último la
acción. Un proceso que puede tomar también solo unos minutos, tiempo en el que
las pupilas estarán más grandes que nunca. Una mirada es la puerta para empezar
una historia y esa es la gran ventaja de los ojos: permiten seleccionar,
detenerse en los detalles, desear, transmitir emociones y luego mirar fijamente
para dirigirse a su objetivo.
Esto
no es amor, no va con el romanticismo, esto es sexo, aunque también hace parte
de quienes aman el cortejo, el juego ingenuo y los largos procesos. Lo
importante es que cuando se supera este primer paso, no se puede permitir que
los ojos se conviertan en parte del paisaje y sí mantenerlos activos, atentos y
ávidos de ver los deseos sexuales. Por eso, es bueno saber lo que se puede
lograr con la mirada antes del momento culminante, ese momento puede suceder
entre dos personas que acaban de conocerse o en una pareja de esposos que no le
teme a mirarse después de muchos años de casados.
Aquí
también cabe eso de que una imagen vale más que mil palabras, con conversar un
hombre difícilmente se excita y aunque las mujeres aman los sonidos y las
palabras bonitas como preámbulo, la imagen inolvidable de una mujer caminando,
bailando o jugando con cada parte de su cuerpo pone a circular la sangre donde
se necesita.
Por
algo también han dicho que es mejor una mujer bien vestida que una mujer mal
desnuda. Tiene algo de fetiche y el deseo no se traiciona ante la ropa bien
puesta, los encajes de prendas íntimas, estimulan el ojo masculino a niveles
insospechados.
Quizás
pocas mujeres han descubierto que pueden y deben aprovechar, una prenda sexy,
un roce de sus dedos por su cuerpo y un movimiento provocador se roba todas las
miradas. Para muchos eso sonaría primario, pero el sexo lo es. Imagínelo con
bases intelectuales para que salga corriendo a lo que sabe hacer por instinto.
Mire, observe y déjese llevar, no apague nunca la luz, dele gusto a su
imaginación, pero no se detenga, es sólo el comienzo. Y también déjese mirar.
Y asuma los riesgos, pero no quede en evidencia. Esos recorridos visuales pueden encontrarse con detalles que también bajan los ánimos. Y en esto los hombres pierden, pues después de una mirada certera las mujeres pueden salir corriendo. mucho cuidado con los pequeños detalles estos pueden acabar con ese momento culminante. Otra prueba no sólo de que todo entra por los ojos, sino que todo puede comenzar o terminar en una mirada.